Seguro que muchos de vosotros creéis que sois libres, que podéis hacer lo que os plazca, que nada os coacciona y que el poder de decisión está en vuestra mano.  Nada más lejos de la realidad.  La mayoría de nosotros (me incluyo, por supuesto) somos esclavos.  Vivimos atados a una u otra cadena, sometidos al yugo de gentes que no hemos visto en nuestra vida y, lo que es peor, la mayoría de las veces no somos conscientes de ello.  ¿Creéis que miento?  Seguid leyendo y luego me diréis…

chain cadena

Los esclavos del tabaco. Nadie puede negar esto.  Viven enganchados a una sustancia que, no sólo causa un nimio placer, sino que es altamente dañina para la salud, carísima, que provoca adicción y que está gravada con elevadísimos impuestos.

Los esclavos de la moda. Deben ir siempre a la última, renovando el armario cada temporada, vistiendo prendas que en muchas ocasiones no les gustan pero que deben llevar porque están de moda.  Pagan precios excesivos por prendas que, unos meses más tarde, estarán a mitad de precio.

Los esclavos de la tele. Se tragan programas de calidad ínfima, que no les aportan nada más que consumir su tiempo vital mirando como transcurre la vida de los demás en lugar de vivir la suya propia.  No estaría tan mal si la gran parte de la vida de los famosos no fuera un teatro.

Los esclavos del trabajo. Hace poco, un compañero decía que si no trabajara, se sentiría aburrido e inútil.  Le respondí: «¿Tan vacía es tu vida que tienes que llenarla de trabajo?».  El trabajo es necesario para vivir, pero sin pasarse.  Nadie va a agradecerte ninguno de los esfuerzos que puedas llegar a hacer en el trabajo y, si pueden, se colgarán medallas a tu costa.  Tú haces el trabajo y otros cobran por ello, ¿Se puede ser más esclavo?

Los esclavos del dinero. Aquellos que viven encadenados a los préstamos, a las tarjetas de crédito, las hipotecas abusivas…  los tan mencionados mercados nos crean necesidades que no tenemos y que nos vemos empujados a cubrir para no ser menos que los vecinos.  ¿Necesitas realmente ese coche? ¿En verdad te hace falta comprarte todo eso?  Si es así, reúne un poco de dinero para comprarlo al contado, pero si no… replantéate tu modo de vida.

Los esclavos de los demás. Muchos, casi todos, vivimos obsesionados con lo que pensarán los otros de nosotros.  Nos importa que crean que somos tontos, que nuestra vida es pobre, que somos infelices o inferiores a ellos.  Por fuerza queremos aparentar lo que no somos para ser la envidia de aquellos que, muchas veces, llamamos amigo.  ¿Te gusta a ti envidiar a alguien? A tus amigos tampoco, respeta su felicidad y a la larga ellos respetarán la tuya.

Los esclavos de la ignorancia. Qué decir… sin palabras.

 

Hay más, hay muchos más… ¡Despertad!

La verdad nos hará libres.