Desde tiempos remotos el hombre ha buscado todo lo que no tiene, lo difícil y lo remoto.  Algunos quisieron volar, otros vencer a la muerte, llegar al centro de La Tierra o poner un pié en La Luna.  Algunas metas son imposibles pero otras ya se han alcanzado o se alcanzarán en el futuro.  De entre todos los objetivos inalcanzables siempre me ha atraído la búsqueda alquímica, la obtención de la piedra filosofal a la que se le atribuía la propiedad de convertir el plomo en oro, la transmutación de los metales innobles en metales nobles.  Por lo visto el proceso de obtención de la preciada piedra duraba años y se exigía del alquimista una elevada inversión de tiempo y dinero, además de mantener un fuego encendido durante todo el proceso.  Al final se obtenía una limitada cantidad de piedra (en realidad se parecía más a la arena que a otra cosa) y no estaba muy claro que fuera de interés económico, pues la piedra filosofal se iba gastando con el tiempo.  Pero claro, que se sepa, nadie lo consiguió nunca.

Alquimista

Alquimista persiguiendo el sueño de la piedra filosofal

Pero ahora resulta que sí que es posible transformar el plomo en oro.  Mediante reacciones nucleares es posible arrebatarle al átomo de plomo tres de sus ochenta y dos protones, con lo que lo habremos transformado en un bonito, brillante y preciado átomo de oro (Auuuuuuu!!!!!).  Seaborg lo hizo, y le pusieron su nombre a un elemento.  Pero al punto se dieron cuenta de que el coste invertido en el proceso superaba con mucho el valor del oro obtenido.  Esto me da mucho que pensar…

  • Se puede luchar durante años por alcanzar un sueño, una meta, todos podrán decir que es imposible y que nunca lo lograrás.
  • Finalmente, tras años de esfuerzo, de nadar contra corriente, de capear el temporal, de infinidad de noches de insomnio, la meta puede ser alcanzada y todos se quitarán el sombrero ante tu valioso logro.
  • Pero echando cuentas, con la mano en el corazón (perdón, en el bolsillo de la calculadora), puede ser frustrante descubrir que el coste y el esfuerzo invertido para alcanzar tu cima sobrepasa el beneficio que has obtenido, que has trabajado durante veinte años para descansar tres, que has invertido toda tu vida para realizar un viaje de tres meses, que has gastado todos tus ahorros en un barco que con suerte disfrutarás tres días…

No quiero ser pesimista pero si quiero hacer notar que hay que medir muy mucho el coste de lo que vamos a emprender y el beneficio que obtendremos por ello.  Como la piedra filosofal, las quimeras pueden ser conseguidas… a precio de oro.

La verdad nos hará libres.